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El mundo de la Edad Media hace tiempo que dejó de ser aquella era oscura que el Renacimiento nos legó como imagen. La virtud de este bello libro de Le Goff es saber reconstruir aquel mundo poblado de seres maravillosos, hadas, dragones y demonios, que brota de la fantasía popular, como un ámbito pleno de sentido. Época gestual como pocas, la Edad Media produce códigos alimentarios e indumentarios, posee una peculiar idea del cuerpo y conoce todas las dimensiones del honor, del miedo, y las expresa en los más variados colores y formas. La cotidianeidad se funde con lo maravilloso y nos enseña toda la complejidad del entramado entre naturaleza y cultura, entre lo real y lo simbólico. Le Goff nos muestra de este modo que para comprender adecuadamente el Medievo es preciso restablecer en su riqueza originaria esta peculiar articulación que se manifiesta en los documentos, en los hechos, con lo que se acorta la distancia teórica entre la historia y la antropología.